La tecnica del cómo empeorar

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Los terapeutas estratégicos nos regimos por el funcionamiento de los problemas y no de sus causas, nos centramos en el presente y no en el pasado, en qué consiste realmente el problema, quién está implicado en él, dónde se produce, cuando aparece y cómo funciona.

Definir concretamente el problema y sus características es el primer paso hacia su solución. La identificación y evaluación de todos los intentos fallidos de solución llevados a cabo a fin de resolver el problema en cuestión, nos libera de la tendencia, muy humana, de dedicar nuestro esfuerzo a hallar soluciones, sin haber estudiado antes todo lo que NO FUNCIONA. Por tanto, cuando nos hallemos ante un problema, debemos analizar todas las estrategias intentadas hasta el momento y valorar sus efectos. Esto nos permitirá:

  • Saber lo que no hay que hacer, porque no ha funcionado, y orientar en cambio hacia soluciones alternativas.
  • Detectar, si es que lo hay, lo que sí ha tenido éxito parcial, o si han existido excepciones al problema.

Si se hallan soluciones que han sido eficaces, habrá que evaluar si se pueden reproducir en la situación presente, porque si así fuese, ya habríamos hallado la solución para alcanzar nuestro objetivo. Por desgracia, en la mayoría de los casos, lo que funcionó en el pasado para el mismo tipo de problemas, fracasa en el presente, porque tiempos distintos exigen aplicaciones distintas o variantes de una misma solución. En cualquier caso, cuando se dispone de experiencias pasadas de eficacia, el trabajo resulta mucho más fácil que cuando no se tienen y hay que “inventar” literalmente la solución. De modo que el procedimiento de descubrir qué maniobras han tenido éxito y tratar de adaptarlas a la situación presente se utiliza como primer paso en casi todos los modelos de búsqueda de soluciones.  

La técnica del cómo empeorar

Para facilitar el análisis de las soluciones intentadas disfuncionales, es decir, que no funcionan, muy a menudo no es suficiente observar o preguntarse cuáles de las que se han puesto en práctica hasta ahora no han producido resultados positivos, sino que es importante estudiar también las que podrían ponerse en práctica en el futuro y resultar fallidas.

Llegados a este punto, cualquier persona debe preguntarse, respecto al problema elegido: “Si quisiera empeorar más la situación en vez de mejorarla, ¿cómo lo haría?”, y ha de intentar enumerar todas las modalidades posibles. Cada una de ellas ha de ser descrita de nuevo de tal modo que se perciban con claridad los métodos mediante los que, en la práctica, podría agravarse el problema en vez de resolverse. En el caso de que nuestro objetivo estratégico fuese la mejora de una situación que ya funciona, y no el cambio de una situación disfuncional, la pregunta deberá ser: “¿Cuáles son los métodos o las estrategias que, si se adoptaran, provocarían un fracaso seguro en mi proyecto?”.

Como puede verse, la lógica de las dos preguntas es exactamente la misma, la que se expresa de manera evocadora con la estratagema: “Si quieres enderezar una cosa, estudia primero todas las posibilidades de torcerla más”.

Al obligar a mi mente a tratar de descubrir todas las soluciones fallidas, normalmente hago que ésta, por contraste, vaya espontáneamente en busca de soluciones alternativas. Se trata de un proceso para incentivar la creatividad y la inventiva, que se desarrolla como respuesta a la obligación impuesta a la mente de ir en dirección opuesta.

“Es una petición algo especial, algo extraña para cualquier padre. Imaginemos que tú, todos los días, desde hoy mismo hasta dentro de una semana, te preguntes: si quisiera deliberada y voluntariamente empeorar mi problema con mi hijo en vez de mejorarlo, ¿qué tendría que hacer o dejar que hacer? ¿Qué tendría que pensar o dejar de pensar? Te pedimos que intentes pensar en cómo puedes empeorar en vez de mejorar el problema, y te lo pedimos inspirándonos en una lógica que se conoce desde hace milenios, esto es, que si queremos enderezar una cosa, el primer paso es buscar todas las maneras posibles de retorcerla aún más.

Esto va a promover un cambio de actitud en nosotros, evitando poner en práctica los comportamientos equivocados que se nos ocurren, promoviendo efectos sorprendentes que favorecerán la dinámica relacional.

Helena Alvarado es psicóloga sanitaria en el Instituto Balear de Pediatría.

Publicado en el Diari Ara Balears 8/8/2020

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