¿Me lo explicas con muñecos?

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La terapia con muñecos es un canal de comunicación que nos permite analizar e interpretar las vivencias, emociones y sensaciones del niño desde una perspectiva relacional, situando al niño disociado de la situación, es decir, dando un paso atrás y ganando en objetividad, alejándolo de las emociones negativas que le pudiera suscitar la exposición verbal de sus sentimientos. La terapia con muñecos permite ver, sentir y comprender desde otra perspectiva. Si bien planteo el trabajo con infancia, es una herramienta muy útil también con adolescentes y adultos.

El trabajo con muñecos permite explorar la imagen y analizarla, y buscar los caminos para su solución, incidir cambios en la misma y proponer movimientos que alivien el malestar o que favorezcan la aceptación de realidades que no se pueden modificar. Podemos pedirle al niño que mueva un muñeco a otro lugar y preguntar cómo se siente en ese nuevo sitio. Los movimientos, si bien no son imprescindibles, son un paso que nos encamina hacia al solución.

Muñecos y niños

Ante la explicación de un conflicto, es interesante proponerle al niño que nos lo explique con muñecos. Los muñecos le van a permitir representar fácilmente, situaciones familiares, escolares, de intercambio social que han generado malestar, conflicto o experiencias traumáticas. También van a permitir al terapeuta ir más allá en la exploración de la vivencia, incluyendo elementos que sean esenciales y que son importantes mostrar, como, por ejemplo, la representación de una emoción para cada protagonista, o incluso más de una. La representación de una situación puede ser clave para entender la dinámica relacional que subyace de base, es decir, para poder analizar el conflicto repetitivo en el que se encuentra el niño en ese ambiente, y a partir de ahí, darle otra lectura o mirada, y buscar caminos hacia la solución. La búsqueda de apoyos vinculares, o hacer emerger dentro de la imagen sus recursos personales ante una situación problema, haciéndole sentir que no está solo a la hora de resolver el conflicto, también permite que se empodere y que gane en seguridad.

Que debemos observar

En la tabla donde los niños incluyen los muñecos debemos observar los personajes que escogen (cómo van vestidos, que profesión representan, que complementos tienen). Por ejemplo, el hecho de escoger un guerrero con un escudo nos puede dar idea de que el niño muestra actitudes defensivas. Otro aspecto para tener en cuenta es la posición de los muñecos, dónde están situados (el que está en el centro, la distancia entre ellos) o hacia donde dirigen su mirada. También el tamaño nos informa del rol de cada uno y dónde se sitúan a nivel de interacción. En síntesis, todos estos indicadores nos van a dar información de la relación de los miembros del sistema y de las emociones emergentes.

Muñecos como evaluación

Como técnica proyectiva de análisis y diagnóstico también resulta muy interesante. Usar los muñecos nos puede dar una idea de lo que está sucediendo, por ejemplo, en el sistema familiar, de donde partimos y hacia dónde debemos ir si queremos que el niño se estabilice a nivel emocional. M. vino a consulta por sus dificultades de comportamiento. Manifestaba claramente problemas en el hogar, sobretodo con la madre y sus hermanas. Ante la propuesta de que me representara la situación familiar expuso una imagen en la que él estaba junto a la rabia, mirando a sus hermanas y madre (estas estaban delante de ella, y por tanto actuaban como barrera) y un padre alejado mirando toda la situación. A través del análisis concluyó que sus hermanas pequeñas le alejaban de la madre, y esta buscaba apoyo en ellas cuando se peleaba con él. Añadió entonces tristeza a su emoción básica (la rabia) e incluyó también la rabia en la figura materna. El padre, se mantenía apartado del conflicto materno-filial y así lo sentía M.

Muñecos como solución

Los movimientos en los muñecos son esenciales para cambiar emociones y sentimientos y llegar a la solución.  Fue importante generar un movimiento de acercamiento de los padres y de posicionar a los hijos en el mismo nivel de cercanía a la madre, para que M. mejorara en su conducta. Viéndolo así, la rabia desaparecía y emergía la alegría. Este proceso de análisis de la situación familiar hace emerger la necesidad del niño y encamina hacia la solución a través de los cambios propuestos y que proceden de la visión global del problema que ha comunicado el niño con esta herramienta. Lógicamente el trabajo terapéutico no es sólo de una sesión, pero nos va a dar una información muy rica para la eliminación del síntoma y la mejora del sistema, a la que no podríamos haber llegado a través de la palabra.

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